Desde los cimientos
- tejedoresipes
- 27 oct 2016
- 3 Min. de lectura
Blanca Flor Vargas lleva 42 años trabajando en la Plaza del 20 de Julio, ha estado ahí antes de que fuera una de las plazas más grandes e importantes de la capital colombiana. Tiene un puesto con artículos esotéricos y de miscelánea. Sonríe con mucha amplitud y su actitud parece decir bienvenidos todo el tiempo. Cuenta la historia de la Plaza como si fuera la propia, pues este lugar ha sido más que su lugar de trabajo, también es su hogar.

Blanca cuenta que…“nosotros empezamos en la calle, en ese entonces yo vendía verduras. Entonces, nosotros luchamos cuando llovía por la veintisiete, la creciente se llevaba todo el mercado, eso arrastraba la plata con lo que hubiera, porque la costumbre antes de cuando vendíamos era meter la plata en las cajas, que tal cosa la plata allá; nunca la echábamos al bolsillo (…) Alguien nos informó de que iban a abrir una plaza, esto era una ladillera y se llamaba Mourro. Entonces, ya empezamos a luchar, más que nada yo era la que estaba metida que en el congreso, que en el consejo, para que nos dieran un localcito acá.” Luego de eso a Blanca, que había sido una de las voceras más relevantes de aquél entonces, tuvo la oportunidad de escoger su propio local. Ella no dudo en escoger uno que diera a la entrada de la Plaza así quedaría a primera vista de todos los visitantes tanto como para persuadirlos de comprar en su local, como para ayudarlos a ubicarse y resolver sus dudas.

Verduras, ese había sido el primer negocio de Blanca, pero ella quería un nuevo rumbo y optó por un cambio. “Dios me iluminó, voy a coger una miscelánea y un esotérico, pero para lo esotérico sí me tocó estudiar. Entonces, ya cambié de actividad”, afirma. Y detrás de su mostrador guarda una foto con el profesor Salomón y Rosa María, la famosa vidente y tarotista.

Se nota que ayudar a otros a través de rituales esotéricos es algo que complace mucho a Blanca, ella cuenta que… “Yo acá les doy baños especiales para que se hagan y esencias para que se echen.” Y tiene soluciones para todos y para todo: destrabe, pega-pega, flor de loto, sígueme, quereme, entre otras. Blanca que pasa sus jornadas laborales como guía espiritual y consejera, incluso compartió con nosotros su fórmula de baños con sal marina para atraer el amor y dejar atrás las malas energías; la clave es sacudirse y repetir chite-chite.
Blanca también nos contó que lo que más le gusta de la Plaza del 20 de Julio son los festejos que llevan a cabo allí y nos citó su ejemplo favorito: “lo más curioso y bonito es que todos los años le festejan a la Virgen del Carmen, eso hacen rifas, eso traen música, se hace procesión, una procesión muy especial donde hay niños, bandas y todo eso.”
Además, ella quiere que las personas se acerquen más a la Plaza y se empeña en señalar que… “en esta Plaza son muy bien atendidos, bien recibidos, cualquier cosa uno está atento para decirles dónde quedan las cosas (…) Lo que necesitamos es que la Plaza sea más nombrada para que todo el mundo nos venga a visitar.”
La Plaza del 20 de Julio con su colorido característico es un sitio emblemático en Bogotá que vale la pena recorrer y redescubrir.










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