Tres generaciones de mujeres emprendedoras
- tejedoresipes
- 8 mar 2017
- 3 Min. de lectura
Olga Lucía Saenz es una de las 130 mujeres que trabaja en la plaza distrital de mercado de Fontibón. Ella pertenece a la tercera generación de su familia que ejerce su vida laboral en la plaza, antes de ella estuvo su mamá, María Isabel Saenz y su abuela, Susana Saenz; no siendo suficiente sus dos hijas serán la cuarta generación que mantenga el legado de las Saenz en la plaza de Fontibón.

Su historia será el perfecto emblema para que desde el Instituto para la Economía Social-IPES destaquemos la ardua labor de nuestras mujeres. Mujeres incansables, emprendedoras, trabajadoras, madres, hijas; mujeres luchadoras, dinámicas, inteligentes, aquellas que saben liderar con el ejemplo y que nos enseñan sobre amor y confianza cada día. Este es nuestro homenaje de la mano con la historia de tres generaciones de mujeres que se dieron su merecido valor y que conquistaron la plaza.
En medio de hierbas aromáticas, esotéricas y medicinales Olga Lucía Saenz nos cuenta cómo ha sido su trayectoria y se congratula en saber que el haber nacido mujer y el haber visto en su mamá y su abuela, modelos a seguir, la tienen siendo la orgullosa dueña de su puesto. Entonces, nos dice: “Mi abuelita fue la primera que llegó acá. Mi abuela empezó con su negocio desde que yo tenía seis años y ahora tengo 51. Ella estuvo aquí mucho antes de que esto fuera una plaza, vendía hierbitas y verduras en el parque.” Su mamá, María Isabel, no tuvo que vender sus productos en la calle, ella inició ayudando a su abuela, a Susana… “Mi abuelita trabajaba y mi mamá venía y la ayudaba, aunque mi mamá limpiaba los puestos de aquí de la plaza o a limpiaba las cebollas. Mi abuelita después de ver que mi mamá sufría tanto, porque su trabajo era muy pesado, le dejó el puesto.”

Desde joven Olga entendió el valor la importancia del esfuerzo y se empeñó en trabajar por sí misma y por los suyos, María Isabel –su madre- le enseñó grandes lecciones de vida que practica hasta el día de hoy y que también le ha transmitido a sus hijos. “Mi madre me enseñó a ahorrar (…) uno tiene que ser responsable con las cosas que uno tiene y llega a tener muchas cosas, pero si no es responsable, no llega a tener nada.” Gracias a su sentido de responsabilidad Olga sabe que todo lo que tiene se lo ha ganado con esfuerzo y por eso bendice a cada cliente que se acerca a comprarle alguno de sus productos. También bendice cada obstáculo que tuvo que sortear y entiende que eso sólo la hizo más fuerte y más capaz… “ser mujer en las plazas es berraco, porque aquí hay gente que aquí a uno no lo valora. Uno los enseña a ellos a respetarlo a uno.”
Entre sonrisas de complicidad, felices de conmemorar un día tan importante como el 8 de marzo, terminamos nuestra entrevista con unas palabras de Olga que nos inspiran a seguir luchando por la equidad, el reconocimiento y el respeto de las mujeres en todo el mundo…“para mí el día de la mujer es algo muy bonito, porque nosotras las mujeres somos muy echadas pa’lante, emprendedoras; así uno trabaje aquí, uno tiene que llegar a la casa hacer una cosa y otra: que la comida, que los hijos, que el hogar. Gracias a Dios nosotras tenemos nuestro sueldo y somos fuertes.”

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